Echar la vista atrás para repasar las últimas tres o cuatro campañas en Premier League es pensar en la batalla de Manchester, es pensar en la decadencia del Liverpool, es pensar en la regularidad del Everton, pero sobre todo, es pensar en el Stoke City y en su juego que no maravillaba pero sorprendía y gustaba pese a ser rústico, o quizá precisamente por eso.

Tras acabar la etapa, no demasiado bien dentro del vestuario, dicho sea de paso, el Stoke emprendió un camino distinto al que tomó su entrenador, el emblema de ese estilo, Tony Pulis. Este cambio en las directrices, lo ha hecho también en el estilo, siendo algo más adaptado a lo que se juega actualmente que a lo que se hacía antaño.

El nuevo capitán de la nave, Mark Hughes, venía con un cartel aterrador tras de sí. Desde que entrenó al Blackburn, el ex jugador del Manchester United ha sido despedido de todos y cada uno de los equipos donde ha estado, pero siempre se ha confiado en él en las directivas.

Manchester City, en el que empezó el proyecto multimillonario, Fulham, equipo estable y que a priori parecía una plaza, en su momento, idónea para asentar algo grande, y por último, QPR, que confió en Hughes para manejar un vestuario de gente casi retirada que buscaba jugar por última vez en la élite europea. En estos tres sitios, su fracaso fue estrepitoso.

La llegada en verano al Brittania Stadium no parecía muy alentadora, y más tras los fichajes. Muniesa y Peters, un canterano del Barcelona que apuntaba para el primer equipo pero se estancó, y un lateral que estaba en el PSV con menos calidad de los últimos años. También llegaron más jugadores, como el caso de Stephen Ireland, que estuvo ya cedido al Stoke el año pasado, y destaca mucho por su juego fuera del campo.

El cambio de estilo se antojaba verdaderamente difícil con estos refuerzos, quizá era demasiado poco, podía hacer falta un centrocampista organizador, aunque estuviese ya Charlie Adam, o un delantero con más movilidad respecto a los de la plantilla. Sin embargo, se han superado las expectativas.

Eran muchos los analistas que consideraban que el Stoke era carne de descenso a final de temporada, pero nada más lejos de la realidad, y además, se ha reforzado en enero con un Assaidi que no está decepcionando ni mucho menos.

Aunque la liga está muy apretada por la zona de abajo, sin duda el Stoke es uno de los equipos por los que, ahora mismo, pocos apostarían para el descenso. Quizá el secreto sea precisamente aquello que se ha criticado, el mantener la columna vertebral de algo que funcionaba de manera diferente a como lo hace actualmente.

Begovic, Huth, Shawcross, y a partir de ahí, bandas rápidas, Adam a dar balones si no le da por pisar a rivales, y delanteros fuertes como Walters, o rematadores como Crouch. Es difícil de explicar, pero lo cierto es que está funcionando casi todo lo que ha implementado nuevo el entrenador actual.


El Stoke, sin duda, sigue en los corazones de todo aficionado al fútbol inglés por su juego con Pulis, pero puede que Hughes, al fin y al cabo, esté haciendo un trabajo que muy pocos esperaban de él, y sorprende.

Jose Sousa (@Sousa_Murillo)