Hablar del West Ham es hacerlo de grandes canteranos, ilustres como Frank Lampard, Joe Cole o menos como Anton Ferdinand, pero sobre todo, es hacerlo de jugadores con carácter, con casta, y más ahora, que quien les entrena, Sam Allardyce, es un tipo que recurre muchísimo a estos atributos.

Morrison con el West Ham
Ravel Morrison reúne estas características, y además, atesora una enorme calidad que no le debería dar problemas para convertirse pronto en las estrella de la entidad londinense. Pero su problema va un poco más allá, sobre todo más allá del campo. Es un chico problemático y difícil de controlar, y quien debe dejarse aconsejar,  es él.

Vale que para jugar a fútbol no se requiera civismo, ni un comportamiento ejemplar, pero esto va más allá, Ravel no tiene un comportamiento ejemplar ni para él mismo, algo que le está impidiendo jugar en el Manchester United por sus conocidos enfrentamientos con el ya retirado Sir Alex Ferguson. 

Su carrera prometía muchísimo, en su posición, la medular, incluso algo más adelantado, era un jugador con muchísima calidad, muy bien valorado en la academia “Red devil”, pero, como hiciese en su día Paul Pogba, dejó de confiar en el que debía promocionarle. El francés parece haber acertado con su marcha a la Juventus, no obstante, el inglés, de Manchester, por cierto, fue cedido el año pasado por parte del West Ham al Birmingham, y este año, una vez asentado en la primera plantilla “Hammer”, parecía tener la titularidad ganada, pero poco a poco se ha ido desdibujando del equipo que lo ha notado con resultados.

Su exhibición a principio de temporada ante el Tottenham, hace evidenciar un gran talento que no se deja ver por culpa de la telaraña de la falta de disciplina. Sin duda, necesita una “mano amiga” que le diga qué ha de hacer en cada momento, pero él es el primero que parece no estar por la labor.

El jugador con más calidad salido de la cantera inglesa desde Wilshere se está viendo limitado porque no pulsa la tecla adecuada fuera del campo, y esto puede pasar factura, ya no a su carrera, ni tan solo a sus equipos, sino a la propia selección, que perderá a un jugador de muchísima clase por culpa de él mismo. 

Jose Sousa (@Sousa_Murillo)